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¿QUIÉN ES ROWLAND?

Un no binario que, al verse en el espejo, no se reconoce. O quizás sea un transgénero incomprendido por el heteropatriarcado normativo de una sociedad que ha esclavizado a la mujer durante milenios.

Está bien, lo he captado. Pero tu apariencia y actitud indican que eres… ¿Me vas a decir a mí cuál es mi yo interior? Por favor, no me violentes ni me ofendas, porque estoy siendo “atacade”, y no me merezco este trato.

Rowland, ya soy muy mayor para que me vaciles.  Entiendo tu ironía y tu enfoque burlesco, pero mi carga anual de paciencia y sarcasmo las he consumido tras las respuestas que has dado. Ahora en serio, ¿quién es Rowland? Alguien que, hasta hace un año, escribía sin prisas ni un calendario al lado de sus dos pantallas de 32 pulgadas, y cuya única preocupación existencial era cumplir con su rutina, que representaba y representa una aventura inimaginable para el resto de hombres y mujeres que no escriben textos literarios.

Y, más allá de esa esfera literaria, ¿qué le preocupa a Rowland? La envidia, la ignorancia o la frivolidad e hipocresía de un pueblo asustadizo y acomplejado que se desprecia a sí mismo porque desconoce su pasado. Hombres y mujeres que no saben qué soluciones hay para acabar con toda la casta que es elegida cada cuatro años. De ahí mi reflexión, mi ira y mi respuesta.

No eres el único. Es cierto y, sin embargo, hay una parte de las sociedades occidentales que está abducida por las ideas absurdas u obsoletas de los socialistas y la apariencia en el escaparate. E, infelices, les compran el pack completo de inquietudes que a todos nos angustia, ya sea la identidad, el racismo, la pobreza, la defensa de los más débiles o conservar un planeta limpio para nuestra propia supervivencia.

Es un fenómeno sociológico que no es exclusivo de España. En Estados Unidos, Francia, Argentina o Chile también ocurre. Exacto. Y lo que más me preocupa al observar la realidad de la que está tejida España (porque es nuestro hogar) son los tejedores.

¿Quiénes son los tejedores? Los políticos, un clan mafioso que está por encima de las leyes y que nos trata igual que a niños de siete años; y los sindicatos corruptos, que han obtenido, obtienen y obtendrán decenas de millones de euros sin ningún control. Así, consiguen tenerlos atados con las cadenas y el bozal puesto para que no ladren contra sus amos. En un nivel paralelo, están ciertas entidades culturales (motores necesarios para extender la “hegemonía cultural” y así agitar las calles, colegios, institutos y universidades o las redes sociales). Y, por último, están algunos medios de comunicación tradicionalistas que reciben “ayudas económicas” del Gobierno del PSOE, y que están pagadas con los impuestos de los contribuyentes.

Tu respuesta ha sido una radiografía sencilla y entendible de todo el mecanismo de España. Es cierto, pero hay una matización: cuando ataco al Gobierno del PSOE, es porque son los que ahora están en el poder. Cuando ha estado el Partido Popular, ocurría lo mismo (quizá a una escala menor, pero ocurría; sin olvidarnos de todos los casos de corrupción de socialistas y populares, al igual que otros partidos políticos y sindicatos; nadie se libra).

¿Y en los gobiernos autonómicos? Ocurre lo mismo, sin valorar el color político, ya que todos, todas y “todes” velan por sus ignominiosos interesantes y los de sus allegados, sin importarles el saqueo de las arcas públicas y dividir a la sociedad, de por sí fragmentada desde los orígenes de la Transición.

¿”Todes”? Nada, estaba parodiando a las indigentes mentales y sus lacayos, que hablan desde la inclusión del lenguaje más absurdo y grotesco que hemos oído en las últimas décadas.

Está bien. ¿Y soluciones? ¿Para deshacernos de todos esos parásitos y timadores?

Supongo que hablas de los políticos, sindicatos y un largo etcétera, ¿no? Así es.

¿Tantas náuseas te provocan? Sí.

Ya sé que es una pregunta capciosa y retórica, pero ¿por qué? Porque no deberían estar entre nosotros esos gusanos que nos devoran y desangran sin importarles el dolor que causan. Su existencia es antinatural.

Una frase peligrosa e inquietante, ¿no? Ellos y ellas son las causas de todas nuestras desgracias.

¿Y qué planteas? Ya que, de momento, no podemos deshacernos de esas sanguijuelas, sus poderes deberían ser muy limitados, y dejar la gestión de los recursos naturales e impuestos que pagamos a los técnicos (economistas, abogados, historiadores, sociólogos, científicos y propietarios de grandes compañías, incluso de pequeños negocios).

¿La sociedad civil gestionando los recursos naturales e impuestos que pagan todos los ciudadanos españoles? ¿Por qué no? Seguro que lo hacen mejor que todos los políticos desde la Transición.

Una gestión más honrada y eficiente, ¿no? Así es. Por el contrario, durante décadas, se han dedicado a mentir, robar y manipularnos, para generar un ruido necesario y que así nos enfrentemos entre “nosotres” en debates estériles. Y lo más patético: una parte de la sociedad no es consciente de que los políticos son un clan mafioso que nos extorsiona hasta la asfixia económica y existencial.

Y, en un supuesto extremo, ¿cuál sería la mejor de las soluciones? Al igual que a Sara Meyer, a Rowland le gustaría una sociedad sin políticos gestionada por la sociedad civil.

¿Y el funcionamiento de España? Vuelvo a remarcar la respuesta de antes. Sería más eficiente y puro, ya que existiría una nítida separación de poderes en el Estado, y disfrutaríamos de una plena libertad económica y de mercado, porque los recursos naturales de España y los impuestos que pagamos estarían gestionados por profesionales: desde abogados y economistas hasta historiadores y científicos.

Una idea difícil de encajar con la realidad actual de España, ¿no? Al principio sí, pero en sí misma no, ya que la idea aplicada en todos los estratos de la sociedad encajaría con los mecanismos naturales del mercado. Ya se ha comprobado, y lo podemos ver en cualquier país liberal de la Tierra. Y también se ha observado lo contrario: los sistemas políticos y económicos socialistas que se han implantado desde 1917 han fracasado. Incluso los sistemas políticos y económicos de dictaduras de corte conservador han fracasado, aunque con una mayor tasa de éxito. Mira Rumanía y mira España (ambos países con terribles estructuras dictatoriales, y las diferencias sociales y económicas no son discutibles).

¿En España serías señalado? Puede ser, pero será pasajero, porque nunca seré candidato a nada. Hablo y expreso mis ideas “políticas”, igual que cualquier otro ciudadano. Pero nadie puede negar (a no ser que seas un analfabeto hipócrita fanatizado) que, en un sistema de libre mercado en el sentido más amplio del término, las sociedades no son más prósperas y tienen mayores índices de esperanza de vida, libertad económica y de calidad de la enseñanza.

Sigo insistiendo en que serías señalado y etiquetado de fascista o de anarcocapitalista. ¿Porque deseo un sistema político y económico que nos ofrece una libertad absoluta que conlleva trabajar y esforzarse al máximo y no depender de una paguita o de una subvención del Estado? Pues sí, soy culpable. Y, muy probablemente, todas las organizaciones políticas y sindicatos dirán que soy enemigo del pueblo, un peligro para la democracia, cuando los únicos depredadores son ellos y ellas.

¿Crees que nos tienen esclavizados? Sin ninguna duda. Antes, los reyes europeos dominaban sus territorios y a sus súbditos con despotismo. En la actualidad, ese desprecio y tiranía hacia el pueblo es mucho más sutil. El sistema en muchos aspectos es el mismo, pero con una apariencia democrática. Tenemos el caso de España, pagando el 21% de IVA sobre tasas en la luz, el gas o los combustibles. Es una puta vergüenza. Del tabaco y del alcohol lo entiendo y admito, porque su consumo, antes o después, perjudica a la salud. Y está el desprecio, las risas grotescas o la impunidad de los socialistas despostas (y, por extensión, de cualquier otro político) hacia los ciudadanos.

¿Puedes extenderte en el anterior concepto? Permanecemos enjaulados sin saberlo ni admitirlo, porque es una esclavitud invisible y silenciosa donde, con una precisión nanométrica, nos manipulan a través de las emociones y de una ética/moral socialista falsa y frívola en iguales porcentajes para hacernos creer, al menos en España, que, si no pagamos todos los impuestos (que sí o sí estamos obligados a pagar), somos malos ciudadanos y malas personas, ya que peligra el bienestar de toda la sociedad (porque no se podrían pagar la Sanidad Pública y la Educación Pública, que suponen menos de un 4% de todo el presupuesto anual de España). Con lo cual, parten de una premisa sucia y falsa para así chantajearnos.

¿Por qué? Porque lo que peligra es su existencia colectiva: desde los políticos, sindicatos, entidades culturales hasta los medios de comunicación y muchas empresas públicas que son estructuras paralelas de la Administración y que parasitan el Estado.

¿Y qué conclusiones podemos extraer? Que son una mafia sin escrúpulos, que es posible que ocurra porque las leyes redactadas y que se aprueban en el Congreso hacen posible una forma de corrupción legalizada o alegal en la mayoría de los casos. Han aprendido de los ERE y de PÚNICA o LEZO (entre cientos de casos de corrupción que han pasado por los juzgados, y los que nunca conoceremos).

Es un verdadero drama. Es cierto. Aquí en España todo está subvencionado: desde los toros y el feminismo hasta el cine español, sin olvidarnos de las dietas, bonos de transporte y estancia de quienes, en teoría, representan al pueblo y trabajan en el Senado y el Congreso o en los gobiernos regionales y ayuntamientos. Los contratos a dedo se justifican. Y, cuando no se justifican, la factura está un céntimo de euro por debajo del máximo legal establecido para que ese contrato salga a concurso público (hablamos al final de una cantidad que va desde cientos de miles hasta millones de euros). Y, mientras, pagamos más de treinta mil millones de euros anuales en los intereses de la deuda que tenemos por culpa de esos desgraciados que nos desangran en impuestos y más impuestos.

¿Y por qué actúan así l@s polític@s? Porque está en su naturaleza. Son parásitos, hombres y mujeres inútiles que no aportan nada a la sociedad, menos cuando el beneficio es propio o para sus allegados. José Bono, José Luis Rodríguez Zapatero o muchos políticos de la época de Aznar o sindicalistas tienen patrimonios muy por encima de sus sueldos públicos.

Cualquier fanático que te oiga diría que eres un facha disfrazado de anarquista liberal, ¿no? Les diría a esos trols que son unos cretinos y que tienen un problema lo suficientemente grave como para asumir que están enfermos y que necesitan ir a un psiquiatra. Una vez en la consulta, que les receten algún tranquilizante y mucha honestidad. Y que lean, estudien y visiten países liberales, y que comparen esas naciones con España, un territorio con un pensamiento social y una burocracia propia de 1975.

¿Qué les falta a los ciudadan@s de España? Educación financiera y pensamiento crítico (y hablo en términos absolutos). Y, a partir de ahí, también carecen de conocimientos en Historia del siglo XX y Sociología. Y vuelvo a repetir: que viajen y vivan en países liberales. Es la única forma de desarrollar un verdadero pensamiento crítico.

Antonio Fernández, editor

Granada, 25 de enero de 2022

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