Desde el laberinto de las emociones humanas, que se reducirá a un fanatismo incomprensible, cuando en teoría esos mismos hombres y mujeres defienden la libertad de expresión. Por lo tanto, da igual que deje constancia y diga que la novela de Rowland es una ofrenda a la sociedad española y una burla a la clase política, o que las páginas escritas por el autor carecen de una maliciosa intencionalidad hacia el presidente de España, un tal Pedro S. Castejón. Los necios y los lacayos (sin importar las creencias políticas o religiosas que tengan) nunca razonarán ni admitirán las evidencias, ni que han sido estafados.
Juan José Escudero, analista.
Salamanca, 3 de noviembre de 2023