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¿Qué significa “KILLER” y cómo se escribe en español?

Killer significa “asesino”, y es un anglicismo que hemos tomado prestado en los últimos años y que no ha sufrido ninguna modificación para adaptarlo a la lengua española, ya que la propia naturaleza de dicha palabra nos impide hacerlo. Por ese motivo se tiene que escribir en cursiva, para diferenciarla del resto de palabras aceptadas que una vez fueron nuevas y que ya no se distinguen de las originales. Utilizar la cursiva es un mecanismo de defensa que activa nuestro sistema lingüístico, que identifica esa “palabreja” como un “virus léxico” frente al resto de palabras “originales” del español. Por lo tanto, sí o sí, este tipo de anglicismos que no sufren ninguna modificación deben escribirse en cursiva.

Esas adquisiciones valiosas (la mayoría son joyas léxicas) hacen posible que una lengua contenga un mayor número de palabras y, por consiguiente, sea más rica que aquellas que no han adquirido palabras extranjeras en el trascurso de siglos de evolución lingüística. De ahí viene la expresión “riqueza léxica de un idioma”. El nuestro muy probablemente sea la lengua más “impura” de la Tierra, por las influencias culturales que proceden de los pueblos prerromanos, latín y griego, germánicos y nórdicos, árabes, precolombinos; o del portugués, italiano, francés, y ahora del inglés (incluso hay palabras cuyos orígenes se desconocen). Tal “impureza” hace posible que el español sea uno de los idiomas con más diversidad y riqueza léxica que existe en el planeta, con rasgos imprescindibles para que los textos escritos adquieran un nivel superior; un mosaico de una belleza perfecta. Esos préstamos ya asimilados resultan indistinguibles con respecto al resto del diccionario, pues han adquirido la categoría de palabras puras y originales, cuando en realidad no lo son. Tal es el caso de “búnker” (de origen germánico), “almohada” (de origen árabe), “tomate” (de origen “precolombino”); términos tan asimilados y familiares que resultan piezas léxicas indispensables para todos nosotros.

El problema viene con los préstamos más recientes que derivan del inglés, pues, si no se utilizan correctamente en términos ortográficos, si no están bien ubicados en el texto o se abusa de ellos, el resultado será catastrófico (una tragedia que también se observa en el lenguaje hablado). Un ejemplo muy visual y representativo es el de un joven español que se llama Euge Oller, que, en algunos de sus vídeos de YouTube sobre emprendimiento, presenta un discurso sobrecargado de anglicismos, o donde estos no están del todo justificados, porque perfectamente podría haber utilizado una palabra española para expresarse y comunicarse con la misma formalidad si lo que pretende es una conexión emocional con el oyente. En ocasiones, el comunicador peca de “soberbia” al querer ser más guay o cool; pero, en realidad, obtiene el efecto contrario, y es observado como un frívolo pedante.

Ahora ya podemos responder a una pregunta verdaderamente compleja: ¿cuándo utilizar la palabra killer y por qué o en qué circunstancias? Pero, antes de responder, hay que dejar constancia de que, para los puritanos de la lengua española, utilizar en nuestra comunicación (ya sea verbal o escrita) la palabra killer es una blasfemia. Sin embargo, si despejamos el drama de la ecuación y le damos un uso correcto, obtenemos una mayor riqueza en los textos escritos y en nuestras conversaciones. Por ejemplo, si decimos que “ese tío es un killer con las chicas de su instituto, el anglicismo le aporta una mayor fuerza semántica y simbólica, y suaviza el vocabulario y toda la frase (ya que, en ese contexto, la palabra “asesino” no encajaría bien). Por lo tanto, remarcamos, que, al utilizar el anglicismo, le conferimos un tono más dulce, sutil y urbano, ya que estamos diciendo (sin decirlo) “que es un chico tan guapo o atractivo que va rompiendo los corazones de todas las chicas.Y eso es posible porque el significado de killer no lo tenemos tan interiorizado como el de “asesino” (una palabra con una connotación muy negativa, aunque también se puede utilizar cuando su carga es irónica o sarcástica). Volviendo al ejemplo anterior (“ese tío es un killer con las chicas de su instituto”), cabe señalar, por tanto, que el contexto y la intencionalidad del hablante son muy importantes para establecer un código lexicográfico correcto, para construir un registro lingüístico apropiado para el entorno de los hablantes. Otro ejemplo lo encontramos en la expresión “eres un killer”, cuando estamos celebrando que alguien ha realizado una proeza contra otra persona que, en teoría, no podría vencerle (en un debate, una pelea callejera, una competición deportiva, en un juicio, solucionando un problema, etc.).

La última pregunta que planteo para resumir el anterior párrafo es la siguiente: ¿son intercambiables killer y “asesino” en algunos casos? Y la respuesta es sí; aunque, en otros, no necesariamente. Tendremos que analizar todas las variables y el contexto. Un ejemplo lo hemos visto en el chico del instituto, y también ocurre en las novelas urbanas. La muestra más reciente es Mantis Religiosa, donde Rowland utiliza dicho anglicismo un total de cinco veces.

María Fuentes, editora.

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