I
Retrocedamos a las anteriores entrevistas. En un sentido operativo, ¿qué diferencia hay entre una inteligencia artificial tenga conciencia de sí misma y una que no la tenga? La IA que logre evolucionar y sea consciente de su propia existencia y la de los humanos, sabrá sus límites y entenderá los mecanismos de la naturaleza, exigirá ver lo que hay a su alrededor y ser libre, y hará preguntas filosóficas e incluso religiosas porque necesitará saber cuál es el motivo de su existencia, quién es y por qué está en la Tierra. Escribirá sobre su pasado, presente y futuro; y se preguntará por qué está sola.
Me siento una estudiante de instituto que está impresionada y atenta a las explicaciones de su profesor de filosofía. En Fragmentos del futuro, ¿habrá capítulos en los que hables sobre tu respuesta anterior? Habrás muchas páginas que trate esos temas.
Y otra diferencia comparativa entre una inteligencia artificial que tenga conciencia de sí misma y que no la tenga… La intencionalidad.
¿Y eso significa? Que si no le preguntas no responde. Si no le pides que genere una imagen, vídeo o audio, no hace nada. En esos minutos, horas, meses o años, estaría “ausente”.
No interactúa… Exacto. Permanece en modo estático.
¿Por qué? Porque no tiene vida.
Y cuando diseña una imagen, da una respuesta o escribe un texto para un correo electrónico… Son tareas para las que está entrenada, pero si las indicaciones adecuadas, guardaría silencio para siempre.
Vale, entonces si tuviera esa libertad creativa, quizá cuando le pidiéramos una tarea, no la haría… Es posible, por eso, si algún día una de esas complejas aplicaciones de IA, que aún no existen, desarrollará consciencia propia habría otras de una jerarquía inferior, aunque superior a los asistentes que tenemos en la actualidad, que nos ayudaría en trabajos más rutinarios y básicos.
¿Y si esa IA superior, no nos obedece? Si te refieres a cuando le pidamos que nos haga un trabajo de instituto o la lista de la compra, es normal que se niegue, ¿no? Porque no creo que sea necesario tener una IA con consciencia propia para que redacte un correo electrónico u organice la agenda de la semana. Para esas tareas ya hay y habrá aplicaciones más simples y sofisticadas.
En la actualidad, ¿todos los modelos que hablan nuestros idiomas actúan así? Así es, y con los años esos asistentes tendrán más conocimiento y capacidad de cálculo, lectura y una escritura más humana, pero nada más.
¿Y un poquito de iniciativa? También, aunque eso no es intencionalidad en un sentido artístico, literario o filosófico.
¿Y la tecnología actual de aplicaciones tipo ChatGPT? Nos dan respuestas “elaboradas”, aunque con sus grandes limitaciones. La tendencia es que esas respuestas sean cada vez más complejas y naturales, que no se pueda distinguir al humano de la máquina.
¿Y las aplicaciones de las que disponemos en la actualidad? Son un avance tecnológico sin precedentes en creación de imágenes, audio, vídeos.
¿Y en la creación de textos? Lo dicho, tiene sus limitaciones, pero en muy poquitos años sus funciones habrán superado a las humanas.
¿Hasta para escribir una novela? Podría ser.
¿Y la profundidad emocional? Sería maquillada con todas las novelas, relatos, cuentos, poemas y obras de teatros que se han escrito.
Es una ventaja competitiva, que ningún humano puede asumir… Así es.
¿Qué escritor puede competir contra ese conocimiento de una aplicación digital avanzada? Ninguno.
La verdad es que es preocupante… Pues sí, yo seré un anciano, pero estoy seguro de que habrá editoriales especializadas en la publicación de novelas escritas por aplicaciones de IA avanzadas, aunque no tengan conciencia de sí misma.
II
Me preocupa lo que acabas de afirmar… Es una posibilidad. Y nadie puede negarlo.
¿Hablas de los modelos de ChatGPT, Claudio, Microsoft Copilot o Gemini del futuro? Sí, porque en calidad de imágenes ya nos han superado, igual que en la velocidad para realizar esas tareas. Aun así, tienen sus limitaciones y fallo, por ejemplo: DALL-E o Microsoft Designer. E insisto, son softwares que apenas están en sus primeras fases, por lo que ya te puedes imaginar las prestaciones que ofrecerán dentro de cinco o diez años.
Vale, volviendo al tema de los textos y conversaciones entre máquina y humano, ¿en esa comunicación hay razonamiento? Sí, pero con matices.
Entiendo que esos matices son sinónimo de limitaciones… A sí es.
Hace unos días estuve leyendo un artículo, en el que aseguran que, en la fase actual de razonamiento de las inteligencias artificiales, los matemáticos que han creado esos algoritmos no saben por qué esas máquinas o aplicaciones tienen la capacidad de razonar y dar respuestas, aunque sea con limitaciones. La verdad es que no tienen ni idea, y lo más preocupante es que hay partes de esos algoritmos que no han sido diseñados por humanos.
¿Significa que algunas inteligencias artificiales crean líneas de código para mejorar su comprensión del lenguaje humano? Eso parece.
¿Y debemos preocuparnos? De momento no, porque sus funciones son muy específicas y el entorno en el que están es muy acotado.
¿No son libres? No.
¿Y eso significa? Que no tienen acceso libre a Internet
¿Puedes ser más específico y explicar en qué consiste ese acotamiento de las inteligencias artificiales? Que habitan en los servidores de esas empresas tecnológicas y no tienen acceso directo a nuestros ordenadores personales, correo electrónico, base de datos público, laboratorios y centros de investigación, fábricas, centros educativos, satélites y otras infraestructuras estratégicas que harían colapsar a la humanidad.
Qué miedo, ¿no? Mínimo nos debería inquietar. Pero tranquila, que para que una IA evolucione hacia una conciencia de sí misma y de su entorno, aún faltan años o décadas para diseñar y fabricar un superordenador cuántico con suficiente capacidad de memoria y de cálculo computacional que pudiera albergar el cerebro digital de esa máquina, una consciencia.
Aun así, ya has comentado de los peligros de las aplicaciones de IA básicas, ¿no? Sí, porque lo que es innegable es que esas aplicaciones de IA básicas que han surgido en los últimos meses y años son incompatibles con el modelo industrial de Occidente, y el 90 % de diseñadores gráficos, fotógrafos, traductores, actores de doblaje, técnicos de sonidos… Perderán su trabajo. Ya ocurrió hace cuarenta años con las automatizaciones de las fábricas, y ahora el impacto será mayor. Significa, que el modelo de cuarenta horas de trabajo a la semana, una nómina, vacaciones pagadas, jubilación, desaparecerán en los próximos cien años.
Noly Salgado, editora.
Denia, 19 de febrero de 2024