La entrevista libro de Laura 05 es el segundo fragmento de la conversación que he mantenido con Rowland, el propósito es facilitar a quienes lean esta transcripción, una experiencia positiva y agradable, de la conversación que he mantenido con el autor de un libro triste y romántico.
Repasando el catálogo de la web, me pregunté si Rowland nunca había pensado en escribir un ensayo filosófico sobre la existencia humana… Es un trabajo para el que no está capacitado. Y aunque se lo propusiese, tardaría unos diez años en escribir trescientas páginas, y dudo que lo terminase.
No estoy de acuerdo con tu respuesta… Rowland, ni ha viajado lo suficiente, ni tiene conocimientos científicos. No es filósofo ni historiador, ni es un erudito académico o teólogo para escribir un ensayo sobre la existencia humana.
Y, sin embargo, has escrito libros en los que sus temas principales son el nacimiento y la muerte, el comportamiento humano, la soledad, la belleza o la infancia… Es cierto, pero esas páginas tienen un formato literario en la que estoy cómodo escribiendo. Y, las piezas que inserto son fragmentos o frases para reflejar mis inquietudes humanísticas y espirituales.
Ya que has dado esa respuesta, ¿cuál es el proceso creativo de esos textos? Adentrarme en la historia, y escribir con la música apropiada. Y si es una novela, suma la documentación y diseño de archivos técnicos.
¿De verdad te bajas a esas profundidades cuando escribes? Tanto, que para mí son reales los personajes y sus diálogos.
¿Eres de esos escritores que invierten semanas o meses en documentarse? Para nada. Yo investigo en tiempo real, mientras voy escribiendo, y surgen dudas o preguntas. Utilizo la información que he encontrado y leído; y lo no utilizable, lo aparto, y sigo escribiendo. Hay consultas que duran varios minutos, porque estoy introduciendo referencias culturales, y todos los datos tienen que ser verídicos y contrastados. Aunque en ocasiones, el proceso de documentación puede alargarse días o varias semanas, ocurrió con Prohibido, la tercera novela de La trilogía de Izan.
Entiendo… Para mí, la documentación (salvo en algunas ocasiones) tiene que ser directa, breve y superficial. Que no ocupe mucho tiempo de mi trabajo, ni se refleje en párrafos o páginas innecesarias. El resto es creatividad, para que la historia que se narra tenga el desarrollo, profundidad y contexto que necesitan los personajes y escenarios que he construido, con la única finalidad de entretener y emocionar.
Antes has afirmado que es imprescindible haber leído muchísimo para escribir textos literarios… Sí, porque aprendes de los aciertos y errores de quienes escribieron novelas, cuentos, poesía, teatro o ensayo. Y si lees y estudias esas obras (ya sean los clásicos o los contemporáneos) compruebas que ninguna universidad de España ofrece a sus alumnos de Filología, ese aprendizaje, para quienes quieran ser escritores o correctores de textos literarios.
¿Eres de los que identifican a los autores que han tenido muy pocas lecturas? Pues sí. Porque es muy fácil de detectar una novela o poemario que ha sido escrito por alguien con muy pocas lecturas, que se deriva en un bajo nivel narrativo, de sintaxis y estético. Aunque no tiene que ser malo, si escribes una novela que soporta esa sencillez. El problema viene cuando alguien se cree lo que no es, y escribe una novela incoherente, plana, vacía e incluso pretenciosa.
Explica, por qué tu oficio requiere del autoaprendizaje… Porque más allá de tener una mínima formación, que se adquiere en el instituto (vocabulario, ortografía, gramática y primeras lecturas) que ampliarás en la uni, si eres humilde y honesto, el aprendizaje más profundo y complejo, lo dan esos cientos y cientos de libros que tendrás que leer y estudiar para ser escritor.
¿Y qué hay que leer? Desde Mortadelo y Filemón cuando eres un adolescente hasta Kafka, Stephenie Meyer o Tom Sharpe. Esa diversidad te dará perspectiva.
¿Y otros autores o libros que recomendarías? Los clásicos griegos, El Quijote, Los tres mosqueteros, Oliver Twist, Rebelión en la granja…
La respuesta ya la sé, pero la pregunta hay que hacerla, ¿has leído alguna vez un diccionario? No lo voy a negar. Cuando era joven estaba muy interesado en los diccionarios de sinónimos y antónimos, y el teatro.
Ahora entiendo tu relación con las palabras… Son las únicas piezas que necesitamos para una comunicación precisa y pulcra. Eso significa que cuantas más palabras maneje alguien, mayor sería su expresividad lingüística.
¿Y estuviste una década sin leer? Cuando era joven, solo había escrito poesía y algunos artículos en la revista del instituto. Escribir novela, era impensable para mí, y colapsé. Era muy joven…
¿Y cuándo supiste que era inevitable no pertenecer a tu gremio? Cuando leí Los puentes de Madison. Pero quien me abrió las puertas, sería el maestro Delibes, con El Camino. Ahí me dije, vamos a intentarlo. Y a los pocos meses, admití que cada libro de poesía, cuento, relato o novela son libros de texto, de los que hay que aprender y rendir tributo. Esos hombres y mujeres han sido mis maestros y profesoras.
Aunque leer no es la única fuente de conocimiento… Cualquier biblioteca está construida de muros, y hay que salir de esas acotaciones. Porque tener una biografía rica y una visión diferente, son dos requisitos básicos para que los textos que escribes, y que alguien te lea y recomiende en un futuro, se sientan identificados con los personajes y el autor. Otro requerimiento que hay que cumplir, para tener oficio, es escribir los primeros textos a modo de errores y aciertos, y continuar escribiendo, hasta alcanzar cierta soltura y naturalidad. Y se consigue leyendo y escribiendo todos los días a todas horas.