Relojes Antiguos 08, es la parte ocho de la entrevista a Keith W. Rowland, en la que hablará de literatura, filosofía, la familia y del paso del tiempo con Antonio Fernández, uno de los editores de Relieve.
Antes has dicho que alguna vez has dudado de tus manuscritos… Sí
¿Y eso? Cuando me he comparado con grandes escritoras y poetisas hay motivos para las dudas y los temores.
Tu extrema sensibilidad y Relojes Antiguos te han llevado hasta aquí y ahora, y el público te lo agradecerá. Preguntarán quién es el autor de este libro y por qué ha escrito unas cartas tan tristes, ¿no? Supongo que sí, yo me haría esas preguntas.
¿En una escala del cero al diez dónde situarías Relojes Antiguos? En un once, porque es un proyecto muy personal y complejo.
Por ese motivo, en la advertencia, las editoras han dejado constancia de la extrema tristeza de las páginas que van a leer… Supongo que sí. Una vez, pedí en una tertulia literaria leyeran la última carta que escribe el niño a Dios, y dijeron que le recordaba a la película Marcelino, pan y vino, estrenada en 1954.
Yo tuve la misma sensación, y me dije que estaba obligado a ver la película, para llegar a la conclusión, de que hay ciertas similitudes… Es cierto, y quiero recordar que cuando era muy pequeño, la vi con mis padres. Y puede que una parte de esa información y recuerdos estuvieran almacenas en las zonas más inaccesibles de mi CPU, para escribir Relojes Antiguos.
Te voy a pedir que reveles uno de los mayores secretos de tu oficio, porque más allá de ver a tu hijo jugar en la biblioteca de vuestra casa, ¿cuáles fueron los inputs que te influenciaron para escribir Relojes Antiguos? La película Un monstruo viene a verme, de Bayona, que está basada en la novela de Patrick Ness, sería un punto de inflexión en mi literatura. A partir de ahí, necesitaría más documentación: leí Pinocho y vi la película IA de Spielberg. Con esas referencias, ya tenía suficientes anotaciones para terminar Relojes Antiguosy escribir El pequeño Data.
Una decisión acertada, ¿no? La verdad que sí.Y aunque pocas personas me crean, este libro ha sido un trabajo de cientos y cientos de horas.
¿Has leído muchas veces esas cartas? Las primeras semanas tuvieron muchas lecturas, después las dejé en un cajón y las iría leyendo. A partir de ahí, las pausas fueron más largas, hasta que pasaron varios años, y hace unos meses decidimos que ya era el momento de publicar Relojes Antiguos.
¿Y las tipografías de las cartas? Era una elección necesaria para facilitar mi trabajo y que esas páginas tuvieran más realismo, y que, quien las leyera conectara con los personajes de esa entristecida historia.
¿Y las fotografías? Es un tema que tiene su complejidad, y otro de los motivos de posponer la publicación de Relojes Antiguos. Buscábamos imágenes que tuvieran relación con la historia o que fueran representativas, y al final lo logramos.