Rowland certifica, que Prohibido no es una novela en la que defiende lo ocurrido en la Alemania Nazi, ni niega la existencia de los campos de exterminio. Ni siquiera justifica o aprueba las ideas de Hitler (aunque recomienda que lean la biografía de ese sociópata y analicen Mi lucha), y observarán los puntos en común que tenía el nacionalsocialismo con las ideas y planteamientos marxistas.
Lo único que ha pretendido con la última novela de la trilogía de Izan es estudiar los mecanismos económicos y sociales por las que un pueblo culto y rico, llega a pasar hambre y frío. Una situación desesperada que unos pocos supieron aprovechar, acaparando un poder absoluto; mezclado con el delirio, el miedo y el desprecio hacia un enemigo cercano e irreal, que eran los judíos.
La portada, en su conjunto, ha sido un diseño estudiado y meditado para llamar la atención del público, y explicar lo ocurrido en Europa desde finales del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial y sus ecos, que perduran en nuestro presente. Al no ser un manifiesto ni un ensayo académico, las páginas que ha escrito el autor son interesantes, y por ese motivo, el público lo agradecerá.
Ya que la triple finalidad de este libro es enseñar, entretener y advertir de los peligros que tienen los políticos con sus discursos frívolos y populistas; pues no buscan soluciones complejas para problemas complejos; lo único que quieren en dividir a la sociedad o señalar a un enemigo que no existe; al menos aquí en España. Pero temo, que también ocurre lo mismo en otros países occidentales. Con los que les animo a que lean Prohibido cuando esté publicada.
Atentamente, Keith W. Rowland
Salamanca, 7 de febrero de 2024