Después de leer las primeras cien páginas de Culpable, y analizar cada capítulo y párrafo, he llegado a la conclusión que la novela de Rowland es un puzle construido con los enfoques o estilos narrativos de algunos de los autores más importantes de las letras anglosajonas. Desde William Golding hasta la innegable influencia de Irvine Welsh, cuando Rowland describe el hábitat de los skins o la noche de sangre y lejía en un polígono industrial, y emplea ese lenguaje sucio y urbano a través de un joven estudiante de posgrado en computación cuántica para que abramos un debate sobre la existencia humana y los conceptos de justicia, indiferencia y venganza.
Por lo tanto, el verdadero mérito de Rowland, más allá de crear una novela psicológica por sus reflexiones y preguntas, y mostrarnos una historia de amor que explica el comportamiento violente y la locura de un joven estudiante de instituto, ha sido la creación de esos escenarios por donde transitan o aparecen Izan e Inma en Culpable. Son páginas que no te esperas cuando estás leyendo el inicio de la novela, y ese es el verdadero valor de una historia: los giros inesperados de guion y el resto de piezas con las que ha construido Culpable, y que el público elevará a la categoría de novela de culto.
Antonio Fernández, editor
Granada, 5 de abril de 2024