El inicio del capítulo nueve de Culpable es uno de los párrafos más tristes que he leído nunca en una novela, y una declaración de lealtad y entrega, a pesar de las zonas erróneas de Inma y sus estigmas. Un ejemplo de culpabilidad y de un romanticismo que excede la comprensión de los mortales es la siguiente frase escrita por Rowland: Nunca me he arrepentido de besarla, ni de mis lágrimas o sufrimiento y del placer que me ha arrebatado. Nunca la he maldecido por sus abrazos y el desorden de las sábanas que cubrían nuestros cuerpos y la tenebrosa superstición de un presente ya desvanecido ante los recuerdos de fotografías antiguas.
Matthew Evans, diseñador gráfico.
Sevilla, 5 de abril de 2024