Si avanzamos unos capítulos, comprobaremos que la aterradora perspectiva que expone un narrador en tercera persona cuando el hermano de Inma va a solucionar el problema de Izan con Musath, es una muestra de lealtad hacia la familia; aunque la sangre que transitan por sus venas no les une, pero sí un vínculo que transciende a la amistad. Por ese motivo, Death decide que él será quien arregle el problema que tiene ese estudiante de matemáticas con un futuro que nadie le va arrebatar.
La decisión de Death es un acto de valor y crueldad, por el que ha sido condenado él mismo y un hombre del desierto desprovisto de moral. En las páginas que he escrito descubriréis a las termitas, dos irónicas criaturas de los comics estadounidenses, y su piso umbroso y gris de más de cien metros cuadrados con tabiques derruidos y una luz eléctrica que presagia lo inevitable. Y, una vez más, debo hacer mención de que la novela que he escrito no es más que una obra de teatro que oculta un ensayo sociológico y reflexivo sobre el comportamiento humano y la justicia.
Keith W. Rowland
Salamanca, 11 de abril de 2024