La existencia de Culpable traerá toda clase de rumores. Supongo que el presidente de España, cuando se entere de la existencia de Rowland y de la novela que ha escrito, creerá que es una leyenda urbana que se ha extendido por las redes sociales con el único propósito de burlarse de él. Por un instante sonreirá y negará en silencio. Después buscará en Google y preguntará a sus asesores si los rumores son ciertos. Y al saber que sí, entrará en cólera. Habrá tenido la misma actitud que otros dictadores tuvieron y centrará toda su atención en el autor de Culpable.
Lo que vendrá después es innegable: ordenará a sus lacayos y perros de presa que averigüen quién es Rowland, y susurrará con cinismo y desprecio, que lo acosen. Le acusarán de delitos que no ha cometido y de ser un violento fascista. E intentarán manchar su nombre y le amenazarán con demandarlo por una cuantía, en teoría inasumible para el autor y la editorial. Acciones legales que no tendrán ningún recorrido judicial, porque la libertad de pensamiento y de expresión es un derecho que nadie nos puede arrebatar, ni siquiera el actual presidente de España, Pedro S. Castejón.
Las amenazas hacia nosotras, ni hacia quien ha escrito esas impresionantes páginas, en las que narra la vida y muerte del hombre más poderoso de España, que reaparece en el cuerpo de un joven y atractivo neonazi, no tendrán resultado positivo. No nos atemorizarán, ni asustarán a Rowland, que está preparado para cualquier acontecimiento negativo y señalamiento. Por último, una advertencia: los socialistas, sus asociados y seguidores fanatizados tienen que tener presente que Culpable es una obra de teatro, que ha sido escrita para hacer reflexionar y sonreír al público; esas son sus únicas funciones. Y si no admiten la realidad literaria y social, tienen un problema que nadie más les podrá solucionar.
Noly Salgado, editora
Denia, 13 de enero de 2024