Escribí El ratoncito Pérez para mi primer hijo, que era y sigue siendo mis coordenadas. Aun así, estaba solo junto a ese duendecito que hizo que adquiriera una nueva dimensión literaria, y comenzara a escribir cuentos infantiles, hasta que apareció de la oscuridad su hermano pequeño. Un niño triste y a la vez feliz, que le apasiona el ajedrez, aunque no hace muchas preguntas. Cuando están juntos, son dos criaturas traviesas e inquietas, que siempre quieren jugar; y al observarlos, tengo la certeza de que son dos personajes de alguna escena que aún no he escrito. Y desde aquí, quiero dar la gracias a quienes, antes que yo, escribieron cuentos infantiles, porque han sido mis profesoras y consejeros.
Keith W. Rowland, autor de Corazones de madera y El pequeño Data.
Salamanca, 7 de febrero de 2024