La primera vez que leí el borrador que Rowland había escrito y titulado El ratoncito Pérez, me dije a mí misma que ese hombre era la persona más triste e irónica de la Tierra. Un escritor que guarda un secreto, que nos iría desvelando a través de sus libros. Alguien así, se merecía mi respeto y admiración. Un nómada, que me advirtió que lloraría y sonreiría con las escenas más cómicas. En ese momento, no le creí.
Pero serían suficientes unas pocas páginas, y la banda sonora que me había indicado que escuchara mientras leía, para derrumbarme. Y así ocurrió, lloré sin que nadie me viera, y por distintos motivos. Mis lágrimas descendieron por un rostro irreconocible, el de una mujer que ya no se contempla en un espejo. Una madre que ha criado a su hijo porque su padre nos abandonó. Por estos motivos, cuando El ratoncito Pérez de Rowland esté publicado, espero que lo leáis y escribáis a lectores@editorialrelieve.com para que compartáis vuestra experiencia conmigo.
Atentamente, Noly Salgado, editora.
Denia, 25 de enero de 2024