I
La carta escrita por Rowland, y que he leído, analizado y corregido estas últimas semanas de noviembre, es el texto literario más triste y romántico que he tenido en mis manos. Entre esas páginas y a través de las ilustraciones de Awen Nest, te adentras en esos escenarios de soledad y olvido; y caminas por antiguos viñedos y ese bosque pintado con la luz del anochecer.
Es una construcción narrativa, que trasciende al oficio de los escritores; al exponer, desde distintos ángulos, las lágrimas y la melancolía de las horas venideras, y de un pasado con el que se construye los recuerdos, que nos define y en ocasiones nos atormenta; certificando, que el libro de Laura es una obra filosófica, y una crítica social y política al sistema democrático que emana del Congreso.
II
Cuando las editoras se pusieron en contacto conmigo, explicándome el proyecto, en el que habían trabajado durante cinco años con los autores de Laura, estuve muy atenta y distante. Me describieron la belleza de las ilustraciones y la fragilidad de los textos, y el largo proceso creativo, que ha supuesto miles de horas de trabajo; y uno de los resultados más inesperados, que cualquier lector o crítico, pueda imaginar.
Pero antes de llegar a las anteriores conclusiones, confieso que tuve mis dudas, porque nadie podía escribir una carta así. Y ahora, mi escepticismo y frialdad, se ha transformado en una profunda admiración hacia Rowland y Awen Nest. Unos autores que nos han ofrecido una obra de arte, que a su vez es un tributo a Laura Luelmo.
Y desde aquí, necesito dejar constancia de que ha sido un honor, ser parte de un proyecto literario y artístico, que ninguna universidad te prepara para afrontar, porque nadie se espera, que ninguna editorial publique un libro con las características e intencionalidad que tiene Laura.
Atentamente, Paula de Palma, traductora.
Granada, 31 de diciembre de 2023