Las primeras frases de Traidores las escribí asumiendo el papel de un joven e irónico periodista que estaba en las calles de Barcelona. Aunque reconozco que el tono final de las primeras páginas también fue aséptico, pero sin perder ese filtro del humor y la tragedia. Lo que estaba ocurriendo en Cataluña, nadie ajeno o conocedor del laberinto de las traiciones e intereses económicos y la manipulación colectiva, se lo esperaba. Yo estaba alucinando, igual que millones de ciudadanos, que no entendíamos nada.
Ni entendíamos por qué habíamos llegado a una situación tan extrema, para la que no se tomaron medidas extremas. Y no me refiero a que varias columnas de vehículos ligeros y tanques pasearan por la Diagonal de Barcelona (que tampoco hubiera sido una mala idea) en plan demostración de poder. Ni hubiera sido una mala idea declarar el Estado de Sitio, cerrar los Mossos, privatizar TV3, formatear las instituciones administrativas, judiciales y educativas de Cataluña. Tampoco hubiera sido mala idea la expulsión de miles de funcionarios y políticos, que al día siguiente del 01 de octubre de 2017 estarían en la puta calle.
De ese miedo e indefensión. De esa ira e incertidumbre por lo que estaba ocurriendo, y por la reacción cutre y pusilánime, con la que actúo el presidente M. Rajoy y sus cobardes asociados, sería parte del contexto para construir Traidores. Porque no es una historia de buenos y malos, sino de cobardes y valientes, de insensatos y oportunistas contra débiles abnegados y corruptos personajes, que deberían de haber sido condenados a décadas de prisión.
Hombres mezquinos, que no se conformarían con robar y que durante décadas construyeron las estructuras legales y en la sociedad civil, para que yo pudiera escribir, al menos, las primeras cien páginas de Traidores; que abandoné por falta de una trama, que ahora, con la puesta en escena del presidente, Pedro Sánchez Castejón me ha ofrecido, para seguir escribiendo una novela que será muy polémica en Cataluña y en Bélgica.
Keith W. Rowland
Salamanca, 13 de febrero de 2024